AUSTIN-Los grandes festivales de música en Austin, como SXSW o Austin City Limits, atraen cada año a decenas de miles de melómanos. Más también empieza a recibir reconocimiento un ecléctico festival dedicado a la música latina, Pachanga Latino Music Festival, que celebró su séptima edición este año.
En los bellos predios de Fiesta Gardens junto al lago Ladybird Johnson, repartidos en tres escenarios en funciones continuas de las dos de la tarde a la medianoche, pudieron disfrutar casi seis mil personas de todas las edades de excelentes ejemplos de diversas vertientes de música latina (además de degustar de ricos tacos y excelentes paletas artesanales). A continuación, destacamos algunos de los conciertos de Pachanga Latino Music Festival.
De Los Angeles, con integrantes de México, Nicaragua y varios hijos de inmigrantes mexicanos, La Santa Cecilia (ganadores este año del Grammy por Mejor Album de rock o música urbana o alternativa latina) deleitaron al público con sus entusiastas cumbias, rancheras y boleros estilo California. Fue cautivante como de costumbre el intercambio magistral del acordeón de Jose “Pepe” Carlos y la voz potente de La Marisoul, quien no dejaba de bailar y darle vueltas a sus características naguas que evocan las flores de papel mexicanas.
La hiphopera regiomontana Niña Dioz, acompañada de dos músicos tocando en vivo (percusionista y baterista), manejó hábilmente sus beats en la computadora, soltando rimas en Spanglish igual de audaces e intrincadas que sus múltiples y coloridos tatuajes.
De Austin misma, los versátiles chicos de Brownout (quienes también participan en Grupo Fantasma, agrupación otorgada Grammy en el 2011) estrenaron un nuevo proyecto al cual han añadido al vocalista Alex Marrero. La nueva configuración se llama Brownout presents Brown Sabbath, y le aportan toque latino y sumamente funk a versiones de las canciones de Black Sabbath, grupo inglés metalero de la década de los setenta. A pesar del calor de la tarde, la gente se abarrotó ante el escenario ya que los talentos de los músicos unidos al carisma feroz de Marrero resultaron irresistibles.
No faltaron tampoco representantes musicales sudamericanos. De Venezuela, La Vida Boheme, clamaba a favor de la libertad y al igual la fiesta con temas rockeros empapados de ritmos punk. En otro escenario, desde Nueva York, Chicha Libre puso a bailar con frenesí al público con cumbias peruanas psicodélicas.
Directo de la isla del encanto, el puertorriqueño AJ Dávila (cantante de la banda Dávila 666) presentó canciones de su nueva grabación como solista, Terror Amor, baladas en formato de garage rock. Curiosamente, el efecto de usar el idioma español en este tipo de rock que suele ser áspero y casi agresivo, le añaden cierta dulzura juguetona al género.
La elegante cantautora Gaby Moreno de Guatemala, dotada de una gran voz aterciopelada, cantó sus mezclas potentes de blues y boleros acompañada de varios músicos incluyendo de Austin, el reconocido guitarrista indieDavid Garza.
De Kansas City, el cuarteto de Making Movies, integrado por los hermanos Enrique Javier y Diego Chi, de ascendencia panameña; Juan Carlos Chaurand, de ascendencia mexicana y Brendon Culp, estadounidense, dieron muestra de la fusión única de energía musical que se está dando en este país. Aunque la mayoría de sus canciones se centran en rock bilingüe con toques afrocubanos, fue emotivo el momento cuando agarraron jaranas y acompañaron con ritmos jarochos al mexicano Chaurand quien dio una muy digna muestra de zapateado sobre una pequeña tarima.
Cerró con broche de oro el día de Pachanga Latino Musical Fest la cantante y multi instrumentalista Julieta Venegas, nacida en los Estados Unidos, pero criada en Tijuana, Baja California. Presentó una serie de canciones que muchos parecían saber de memoria, y gran parte del público cantaba a la par de la artista. Sin duda alguna, la programación estelar logró el cometido del fundador del festival Rich Garza de ofrecer una perspectiva panorámica de la música latina indie actual de punta a punta de los continentes americanos.